Este año la comida de navidad de mi empresa ha sido en Granada, y cómo estuvimos de comida la semana anterior en el Poetas Andaluces, esta vez decidimos irnos de raciones al bar El molino en la calle Molinos.
Ya hemos estado varias veces en ese sitio en algunas cenas de varios proyectos europeos, y nunca defrauda. Su carta no es la de ningún restaurante con estrellas michelín, pero sus caracoles, sus callos, su lomo al ajillo.... todo ello con flamenco de fondo, lo hace un lugar entrañable.
Continuamos con unas copas en el Pícaro y acabamos de tapas en el diamantes, para terminar una gran tarde disfrutando con los compañeros de trabajo.
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