8 may 2007

París (V)

El quinto día en París, decidimos ir a Versalles. Tras desayunar en el hotel y comprar comida para el almuerzo, nos dirigimos a los Campos de Marte a coger el tren hacia Versalles, que como todos los transportes franceses son muy baratos, 2.70€ por un viaje París-Versalles. Tras cogerlo en dirección contraria, al fin llegamos a Versalles.



Esperando el tren en los Campos de Marte.

El palacio de Versalles es inmenso, pero lo que de verdad impresiona son sus jardines. Estuvimos recorriendo el palacio con unas audioguías, viendo el lujo que rodeaba todo el palacio, que tenía su propia opera privada, y que iba creciendo en ornamentación y joyas conforme te ibas acercando a los aposentos del rey y de la reina, que aún mantienen muchos de los muebles originales.



Entrando en Versalles.


Paseando por el palacio.

Tras salir de palacio, nos dirigimos a los jardines, que habíamos vislumbrado por las ventanas, pero que son muchísimo más grandes de lo que te puedes imaginar por lo que se ve desde palacio. Al fondo se veía un gran estanque con barquitas, que la gente cogía para pasear y muchísima gente andando por los jardines.



Entrada a los jardines.

A ambos lados del jardín central y en dirección al gran estanque hay varios jardines, de gran tamaño con esculturas, fuentes, pérgolas...... En uno de estos mini jardines fue donde nos sentamos a comer, y de postre un heladito en el kiosco frente al lugar donde alquilaban las barquitas.



Descansando tras comer.


Uno de los pequeños jardines.


Impresionante estatua en el centro de una fuente.

Tras llegar al fondo del estanque, podías seguir un rato andando para llegar a los palacios de María Antonieta. Nos dirigimos al más pequeño de los dos, que incluía varias casitas típicas para los jardineros, una pequeña granja un molino, etc. Tras pasear por todo este inmenso palacio nos dirigimos al más grande pero nos quedamos en la entrada tras ver que sus jardines eran bastante más grandes que todos los que nos habíamos recorrido en las última hora en el palacio pequeñito.



Camino de los dominos de María Antonieta.


Granja.


Una cascada artificial.

Cansadísimos abandonamos el palacio y nos fuimos a coger el tren, que gracias a Dios, está cerquita del palacio. Tras una horita de descanso en el tren nos acercamos a Trocadero para ver la torre Eiffel desde abajo, ya que teníamos planeado subir arriba al día siguiente.

Tras llegar al hotel, bajamos a cenar al restaurante y Carmen se atrevió con el pato cocinado de tres formas diferentes. La cena estuvo bastante bien, pero estábamos destrozados de tanto andar, así que nos fuimos a la cama. Mañana nos esperaba la torre Eiffel.



La torre Eiffel desde Trocadero.


Cerquita.

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