El segundo fin de semana de Junio nos fuimos a Almería para hacerles una visita a Dani y Nora.
Como fué el cumpleaños del hermano de Carmen, salimos el sábado por la mañana hacia Almería y llegamos a media mañana. Dani y Nora nos estaban esperando. Tras dejar las cosas en su pedazo de piso, nos fuimos a la playa: Cabo de Gata.
Tras elegir un sitio estratégico en la playa (obviamente frente a un chiringuito), desplegamos las toallas y nos tumbamos a la bartola. Cuando el hambre apretó, directos al chiringuito a ponernos tibios de pescaíto.
Tras la comida llegaron la siesta de rigor mientras nos bronceábamos, y el baño refrescante.
Volvimos al piso, una ducha reparadora y de tapillas por el centro de Almería. Todo muy rico y delicioso, pero no esperaba menos llevando de guía a Dani (aquí no se pasa ni sed, ni hambre). Me sorprendió que las cocinas de los bares cierran a las once y media de la noche y que es muy difícil encontrar un bar abierto un domingo (¡sacrilegio!, ¿no se puede salir de tapas un domingo?).
Volvimos al piso con el estómago lleno y estuvimos de copillas en la gran terraza del piso hasta las y pico (el picooooooo que no falte).
A la mañana siguiente, cuando nos despertamos, nuestros pedazo de anfitriones nos tenían preparado un megadesayuno. Nos pusimos como el kiko.
A continuación, puesta de bañador y de vuelta a Cabo de Gata.
Mañana increíble de playa, sin viento ni olas, el agua estupenda y compañía inmejorable, ¿qué más pedir?.
De vuelta a casa a preparar la barbacoa. Comimos super tarde, cerca de las cinco de la tarde, pero ¿qué vas a esperar con ese megadesayuno?. Presa ibérica, chuletones de ternera, pinchos de gambas, ensalada, uhmmmmmmmmm, se me hace la boca agua.
Después copilla de despedida y de vuelta para Granada. Un fin de semana brutal, pero como todos los que coincido con Dani.
Un abrazo campeón, y gracias por el fin de semana. ¡Volveremos!
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