El sábado al medio día llegamos a Trujillo, y tras dejar la maleta en el hostal nos fuimos a buscar un sitio donde comer. Tras reponer fuerzas recorrimos todo el pueblo, visitando la iglesia y el castillo en medio de una fuerte ventolera (es lo que tiene la tormenta perfecta, mucho viento).
Tras descansar un rato en el hostal, volvimos a salir por la noche a pasear por la plaza mayor y alrededores, buscando un sitio donde cenar.
Un pueblo muy bonito.
4 mar 2010
Trujillo
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