El sábado vimos en casa este clásico de Ernst Lubitsch, comedia de 1942 en la que ridiculiza a los nazis cuando todavía hacían gracia. Un espía Alemán consigue todos los nombres de las familias y lugares de residencia de la resistencia polaca, y una compañía de teatro trata de impedir que los papeles lleguen a poder nazi, con una serie de hilarantes acciones, donde se disfrazan y se hacen pasar por el espía, oficiales nazis, etc, hasta por Hitler de visita en Varsovia.
Gran película, muy divertida, que nos hizo pasar un buen rato.
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