25 abr 2007

Paris (I)

El sábado pasado nos marchamos a París. Obviamente fuimos en avión, y paradójicamente nos salió más barato coger un vuelo con escala saliendo desde Granada, que cogiendo un vuelo directo desde Málaga o Madrid. La ida fue a través de Barcelona y en principio teníamos una hora y media para hacer el cambio de avión, y como ya estaba facturado todo, pues sobraba tiempo.

Llegamos al aeropuerto de Granada con más de una hora de antelación, facturamos y pasamos a la sala de espera para embarcar cuando nos avisan que el vuelo se retrasa por tráfico aéreo ???????? ¿En Granada? Con sólo 3 puertas de embarque ninguna abierta y los vuelos retrasados por tráfico aéreo. Para descojonarse, con el peligro de perder el enlace a París y quedarnos en Barcelona.


Despegando.

Salimos con más de media hora de retraso, pero no perdimos el enlace, gracias a que volábamos con Iberia y era obvio que el otro también se iba a retrasar, con lo que incluso nos dió tiempo a comer un bocata y todo.

En París tras 5 minutos de espera ya teníamos las maletas. Salimos a la calle por la puerta más cercana y vemos un cartel que nos indica donde coger el autobús. Lo seguimos, subiendo a la segunda planta en escaleras mecánicas, recorriendo un pasillo bastante largo y bajando por otras escaleras, con lo que después de 10 minutos andando llegamos a la parada del autobús, a 10 metros de la puerta por la que salimos al principio, ¡estos franceses que bien indican las cosas!.

A todo esto, nosotros previsores, llevábamos unos buenos chaquetones para no pasar frío en París, pero cual no fue la sorpresa, ya que eran las 7 de la tarde y rozábamos los 30 grados. Al autobús, con maletas, chaquetón y sudando la gota gorda, para meternos en un atasco a la entrada de París en un sábado, parecía Madrid un domingo por la noche.

Tras llegar a la estación de Defert-Rocheraux cogimos el metro y cruzamos la ciudad hasta llegar al hotel, que habíamos reservado con Bancotel y que para nuestra sorpresa, no se podían abrir las ventanas ya que no tenían ni manivelas, y el aire acondicionado era un ventiladorcito de nada. Eso si, la calefacción era cojonuda, pero a 30 grados ya me dirás la falta que hace. Al menos desde la ventana de nuestra habitación se veían perfectamente la Torre Eiffel y el Sacre Coeur iluminados.

Salimos por el barrio a comprar algo para el desayuno y cenamos en un restaurante de comida rápida, ya que estábamos bastante cansaditos del viaje y ya eran más de las 10 de la noche.

No hay comentarios: