Como seguíamos de vacaciones, bajamos a comer a la playa, a Almuñecar y concretamente a la bodega Francisco, una tasca del centro del pueblo con vinos de la zona. Carmen no había bajado nunca por la cabra, así que hicimos una bajada tranquila disfrutando del paisaje.
Después de la comida nos fuimos a pasear por la playa y acabamos tomando un té y unas tartas antes de volver a casa tranquilamente. Un dia muy agustico en la costa granadina.
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