En el puente de Febrero aprovechamos para irnos 4 días a Lisboa y alrededores. La primera noche la pasamos en Tavira y a la mañana siguiente partimos hacia Lisboa.
El hotel lo teníamos en el centro de Lisboa, en la plaza de los restauradores, y la habitación era espectacular. Teníamos una cocina completa, con todos los accesorios: tostador, microondas, cafetera..... y todo ello a 60€ la noche. Tras dejar las cosas en el hotel nos marchamos a ver el monasterio de los Jerónimos que era uno de los pocos sitios que nos quedaba por ver de la ciudad.
También estuvimos dentro del monumento a los descubridores viendo las vistas desde el mirador, y como no, comprando pasteles de Belem y paseando por el parque donde todo empezó.
El día siguiente lo pasamos por los pueblos de alrededor. Estuvimos en Mafra, viendo el palacio nacional, en el cabo de roca, que es el punto más occidental de Europa, por las playas y el puerto deportivo de Cascais, viendo los palacetes de Estoril y en Queluz, aunque no pudimos ver el palacio por que los portugueses cierran prontito.
Varias noches fuimos a cenar en el Bairro Alto, y una noche estuvimos escuchando fados y tomando unas copillas, en el mismo pub que hace un par de años.
El resto del tiempo lo dedicamos a pasear por el centro de Lisboa y el barrio de Alfama, mientras buscábamos sin éxito un sitio donde comer bacalao a brás. El sábado también tuvimos tiempo de tomar café con Álvaro y su novia, un antiguo compañero de trabajo en Málaga que tiene a su familia en Lisboa.
Carmen también aprovechó para comprarse algunas cosillas por las tiendas de Lisboa y nos cruzamos con una megamanifestación del partido comunista Portugués. Parece ser que las cosas tampoco van muy bien por el país vecino.
Al final conseguimos comer bacalao a brás, en un restaurante frente al hotel con pinta de ser muy turístico y por el que nunca parábamos. Al final fue de los mejores y de los más baratos.
Una pasada de viaje, y una delicia de compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario