Otro tren nos llevó a Füssen para ver los castillos de Neuschwanstein, Hohenscwangau y todo su entorno. Había colas bastantes extensas, por lo que no quiero imaginar como se pondrá la cosa en verano, en plena época turística.
Ver los castillos y pasear por el lago es algo que no se puede describir, hay que verlo. Sin embargo el interior de los castillos (al menos el de Neuschwanstein, el otro no lo visitamos), no merece la pena, aunque ya que estás allí, tampoco está mal hacer la visita.
También merece la pena subir andando, disfrutando de las vistas y no coger el autobús (otra opción es subir en el coche de caballos, que puede ser curioso).
A la vuelta a Munich, nos encontramos lluvia (la única vez que lo hizo durante las vacaciones), así que cenamos en la misma estación y volvimos rápido al hotel.
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