El puente lo hemos pasado en Cuenca, en un hostalito en pleno centro, que nos ha permitido disfrutar de la parte antigua de la ciudad, y de todas sus casas y monumentos.
Encajada en una cima entre dos ríos, te permite hacer pequeños paseos de senderismo por las laderas observando la majestuosidad de la ciudad. Nos ha encantado, aunque como granadinos mal acostumbrados echamos en falta más barecitos por el centro.
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