Nuestro último día en Bélgica, lo pasamos en Brujas. Salimos un poco más tarde de casa de Fernando ya que no teniamos que coger tren, y pasamos todo el día recorriendo el centro de Brujas, aunque llegamos a ver una de las puertas y algunos de los molinos que la rodean.
Tras comer, subimos a la torre del reloj, y estuvimos esperando arriba hasta que sonó el carrillón. Fue una experiencia magnífica de la que disfrutamos cantidad. Por la noche, lo de siempre, unas cervezas por el centro con Fer y de vuelta a casa.
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