Este libro de Eduardo Mendoza fue uno de los que dí gracias por que me obligaran a leerlo en la clase de literatura de BUP. Recuerdo que me lo leí una vez por obligación, y otra por gusto para ayudar a hacer un trabajo a un amigo.
Es un libro muy divertido y que consiguió arrancarme carcajadas y lágrimas mientras iba leyéndolo. Hace poco me lo regaló Carmen, y decidí darle una tercera relectura, de la que acabé ayer, y en la que volví a reir a mandíbula batiente.
Ahora toca buscar otro libro que llevo mucho tiempo queriendo leer: El laberinto de las aceitunas, siguiente libro de Eduardo Mendoza.
21 may 2007
El misterio de la cripta embrujada
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