Berlín (VIII)

Teníamos que madrugar para ir a la excursión de Berlín bajo tierra, pero por el café del día anterior Carmen no había dormido en toda la noche, así que la dejé dormir mientras bajaba a por el desayuno y acababa de leerme el niño con el pijama de rayas.

Tras desayunar, decidimos ir a un barrio del este de Berlín para ver los jardines del mundo, así que cogimos el autobús hasta la estación central, junto a la que estuvimos viendo una exposición de castillos de arena.

Llegamos casi al medio día a los jardines del mundo, y pasamos casi toda la tarde paseando por los distintos jardines, parando para comer y descansando mientras disfrutábamos del sol y la tranquilidad (y nos perdíamos en el jardín en forma de laberinto).

Después de recorrer todos los jardines volvimos al cercanías pero en dirección a Köpenig ya que nos apetecía ver alguno de los lagos que rodean Berlín. El lago precioso pero el problema era que todos los accesos al mismo eran casas particulares, salvo un par de plazitas y miradores, por lo que no pudimos pasear por la orilla.

Volvimos al centro de Berlín y cenamos en la Stäv, unas deliciosas albóndigas berlinesas (Berliner meatballs) y la pizza alsaciana. Paseito por Fiedrich Strasse y a casa a dormir.

Estación central.

Castillos de arena.

Parecía la playa.

Entre castillos.

Bienvenidos señoles.

Estanque.

Cafetería.

Jardín italiano.

Jardín Chino.

Jardín coreano.

Jardín japonés.

Jardín balinés.

Lago cerca de Köpenig.

Veleros en el lago.